La creación de espacios verdaderamente inclusivos requiere más que buenas intenciones: demanda una comprensión profunda de cómo las personas experimentan el mundo a través de diferentes sentidos. Gracias a la experiencia de Biviana Álvarez, ingeniera ambiental, descubrimos cómo el diseño de experiencias multisensoriales y la comunicación consciente pueden transformar la manera en que construimos espacios de aprendizaje accesibles para personas ciegas o con baja visión.
El valor de los huertos como espacio inclusivo
Biviana nos contó sobre los talleres de huertos que diseñó y llevó a cabo en el Exploratorio del Parque Explora. Al tratar de incluir a personas ciegas o con baja visión, el equipo enfrentó retos significativos, especialmente debido a la falta de experiencia en inclusión. Sin embargo, con la ayuda de lideresesas de la Comuna 4 de Medellín como Sofía Rodríguez y Omaira García, lograron ofrecer una experiencia de aprendizaje inclusiva y accesible.
El enfoque fue hacer que los participantes ciegos o con baja visión no solo escucharan las descripciones del huerto, sino que tuvieran una experiencia multisensorial: tocar, oler y sentir las texturas. Cada elemento del huerto se convierte en un puente para el aprendizaje, creando conexiones entre los sentidos y los conceptos. El grupo descubrió cómo, al ser descriptivos y facilitar el contacto táctil, se lograba un intercambio de saberes significativo.
Consideraciones sobre el lenguaje y las barreras comunicativas
La accesibilidad comienza desde las palabras que elegimos. La experiencia en los talleres ha demostrado que el uso apropiado del lenguaje es fundamental para crear espacios verdaderamente inclusivos.
Una de las recomendaciones más importantes que nos hizo Biviana fue sobre el uso del lenguaje al comunicarnos con personas ciegas o con baja visión. "Nada de diminutivos o la palabra invidentes”. Ellos prefieren que se les llame simplemente 'personas ciegas' o 'personas con baja visión', sin eufemismos. El respeto comienza desde la manera en que los nombramos.
Esta atención al lenguaje va más allá de las etiquetas: incluye la forma en que damos instrucciones y describimos el entorno. Desde el tacto, se describen texturas, formas y tamaños; desde el olfato, se mencionan olores relevantes; y desde el sonido, se describen o se hacen analogías. La claridad y el detalle en las descripciones se vuelven herramientas esenciales para garantizar la autonomía y participación plena de cada persona, especialmente en actividades prácticas como el trabajo en huertos o talleres de creación.
Experiencias multisensoriales para personas ciegas o con baja visión
El diseño de experiencias multisensoriales se revela como una estrategia fundamental para el aprendizaje inclusivo. En los talleres de huertos comunitarios, los participantes tocan, huelen y exploran las diferentes texturas de las plantas y materiales de trabajo. Esta aproximación integral permite que las personas ciegas o con baja visión construyan una memoria rica y significativa del aprendizaje, conectando experiencias sensoriales con el conocimiento que están adquiriendo.
La metodología multisensorial transforma cada elemento del entorno en una oportunidad de aprendizaje. Durante los recorridos por el acuario del Parque Explora, por ejemplo, la exploración mediante cajas táctiles de diversas texturas, combinada con audioguías, crea una experiencia completa que facilita la comprensión y retención del conocimiento.
Biviana destaca que la descripción debe ser lo más detallada posible, y que lo ideal es evitar frases como "puedes ver" para no generar frustración. Sin embargo, nos tranquilizó al decirnos que la comunidad es muy comprensiva ante estos: "No tengan miedo al error”, comentó. “Lo importante es la intención de incluir”.
Tecnología y comunidad en la construcción de espacios inclusivos
La tecnología emerge como una aliada crucial en la creación de espacios accesibles. Desde códigos QR táctiles hasta aplicaciones especializadas para teléfonos inteligentes, las herramientas tecnológicas abren nuevas posibilidades para la participación plena de personas ciegas o con baja visión en diferentes actividades.
El trabajo comunitario, ejemplificado en iniciativas como las mesas de discapacidad en las comunas de Medellín, demuestra que la inclusión efectiva requiere un esfuerzo colectivo. La colaboración entre líderes comunitarios, como Sofía Rodríguez y Omaira García, y profesionales comprometidos ha sido fundamental para superar barreras y crear soluciones innovadoras.
Recomendaciones finales y reflexiones
Las experiencias compartidas nos dejan varias lecciones fundamentales para avanzar hacia una inclusión más efectiva:
La importancia de crear experiencias multisensoriales que enriquezcan el aprendizaje para todos los participantes.
La necesidad de mantener un lenguaje respetuoso y descripción detallada en todas las actividades.
El valor de la tecnología como herramienta de accesibilidad, siempre que se utilice de manera adecuada y pertinente.
La comprensión de que la inclusión es un proceso de aprendizaje continuo donde el error es parte del camino.
El reconocimiento de que la verdadera accesibilidad va más allá de adaptaciones físicas: requiere un cambio en nuestra manera de pensar y diseñar experiencias.
El trabajo de Biviana es un recordatorio de que la inclusión es posible siempre que haya voluntad y creatividad. Podemos aprender mucho de cómo las personas ciegas o con baja visión interpretan el mundo a través de sus sentidos, y cómo podemos adaptar nuestros espacios para hacerlos accesibles y significativos para todos.
Este artículo se escribe a partir de la entrevista realizada a Biviana Álvarez en septiembre del 2024, en el marco de Audioformas y Sonofondos: Mundos y memorias que construimos a partir de lo que escuchamos, proyecto ganador de una beca de investigación del Programa Nacional de Estímulos 2024 del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.